REFUGIO DE PAZ Y FE
oleo sobre tela
Si el desaliento te abate, medita, la serenidad confortará tu espíritu y te hará más sabio para el futuro.
Si estás enojado no te alteres, pon en la herida un poco de bondad, y castiga al culpable, con toda la ternura que, en ese momento, tengas en tu corazón.
Si el odio quiere alcanzarte, sonríe y perdona.
Tu amor ha de ser poderoso, muy poderoso.
Si la envidia pretende trabar tus pasos, elévate y vuela sobre ella.
Si la indiferencia te rodea, derrótala con una sonrisa.
Amplía tu espíritu en un anhelo de comprensión, y tu palabra logrará penetrar hasta lo más íntimo de tus hermanos.
Si el dolor se ceba en ti, transfórmalo en luz, en luz de experiencia, y en el camino tropezarás menos.
Si un laurel del triunfo te alcanza, alerta.
Permanece sereno.
Sé aún más sencillo.
El orgullo puede destruir tu obra.
Si el silencio resuena a tu paso, alégrate.
La soledad te dará alientos para volver y proseguir tu labor con tranquilidad.
Leòn
Me considero de forma egoísta una persona felizmente afortunada, por tener a quienes tengo a mí alrededor formando parte de mi existencia, a quienes estuvieron e integraron parte de la misma, y que quedaron atrás (las cuales llevo en mente y corazón), haciendo que mi persona creciese en planos superiores…, y a ti, si a ti misma/o, tu que vienes en este presente para adherirte en mi esencia y forjarnos mutuamente en el crecimiento de nuestras propias existencias….
Enrique León
Al final del tunel
MADONNA
A los pies del Mediterráneo IV
La caída de las hojas
El declive del hombre
Cada persona, retirada dentro de sí misma, se comporta como si fuese un extraño al destino de todos los demás. Sus hijos y sus buenos amigos constituyen para él la totalidad de la especie humana. En cuanto a sus relaciones con sus conciudadanos, puede mezclarse entre ellos, pero no los ve; los toca, pero no los siente; él existe solamente en sí mismo y para él solo. Y si en estos términos queda en su mente algún sentido de familia, ya no persiste ningún sentido de sociedad.
Tocqueville
En mi soledad ante ella
Una flor eterna para un ser eterno
La senda del bosque
totem
La belleza que incineramos
Critica
Si estás enojado no te alteres, pon en la herida un poco de bondad, y castiga al culpable, con toda la ternura que, en ese momento, tengas en tu corazón.
Si el odio quiere alcanzarte, sonríe y perdona.
Tu amor ha de ser poderoso, muy poderoso.
Si la envidia pretende trabar tus pasos, elévate y vuela sobre ella.
Si la indiferencia te rodea, derrótala con una sonrisa.
Amplía tu espíritu en un anhelo de comprensión, y tu palabra logrará penetrar hasta lo más íntimo de tus hermanos.
Si el dolor se ceba en ti, transfórmalo en luz, en luz de experiencia, y en el camino tropezarás menos.
Si un laurel del triunfo te alcanza, alerta.
Permanece sereno.
Sé aún más sencillo.
El orgullo puede destruir tu obra.
Si el silencio resuena a tu paso, alégrate.
La soledad te dará alientos para volver y proseguir tu labor con tranquilidad.
Leòn
Me considero de forma egoísta una persona felizmente afortunada, por tener a quienes tengo a mí alrededor formando parte de mi existencia, a quienes estuvieron e integraron parte de la misma, y que quedaron atrás (las cuales llevo en mente y corazón), haciendo que mi persona creciese en planos superiores…, y a ti, si a ti misma/o, tu que vienes en este presente para adherirte en mi esencia y forjarnos mutuamente en el crecimiento de nuestras propias existencias….
Enrique León
Al final del tunel
A los pies del Mediterráneo IV
La caída de las hojas
Me he tomado la libertad de describir esta obra con un relevante poema de una genial poetisa mexicana que tiene el seudónimo de Horizonte, de esta forma mutuamente reciproca, realizo públicamente mis mas altas consideraciones y reconocimientos mas distinguidos a una futura y gran promesa de las letras mexicanas en calidad de poetisa, siempre y cuando lo dejase como su principal hobby, yl o convertirse en la alarde tarea de derrocharnos la sensibilidad de su narrativa espiritual que bien nos pueda manifestar…
León
Regresa y espera la caída de las hojas
Regresa y espera las caídas de las hojas, y abraza entre suspiros mi vida, desnudando con palabras tiernas, este corazón que te sigue amando.
Deshoja mis andares, en la blancura de un manto solitario, lentamente desnúdame en cuerpo y alma.
Me quede a vivir como una enredadera en tu cuerpo, y deseo poder amarte con fuego, quemando esta cruel separación en el calor de nuestros cuerpos.
Regresa y espera la caída de las hojas, juntos esperemos la llegada de las brumas, y cuando caigan las hojas de tan bellos sentimientos, arropemos nuestros miedos en el sagrado calor, de este amor silenciado.
Quiero hervir en ti, déjame perderme, de tu bosque, en la enredadera de tus caricias, que el noviembre de nuestro sueño, paralice nuestros cuerpos en el deseo de vivir.
En flores fragantes de nuestro amor nacidas, juntemos pensamientos en nuestro anhelo de amar, dejando nuestras almas soñadoras, se pierdan en horas de éxtasis.
Quiero acabar mi primavera a tu lado, que se consuma y arda.
Llevarme este secreto entre mis piernas, hasta mirar la caída de la tarde y sellar este deseo de amar, en la unión tierna de dos cuerpos, que se desean y arden al placer de sentir.
Desploma tu cabeza en mi pecho, que es el nido de tristezas, y en un palpitar escucha te amo.
Mira como el amor late, se anida en todas nuestras arterias.
Deja que mi pasión tu soledad cubra, al reflejo del sol de la esperanza, déjame ser en ti, y verter mis fulgores.
Dejémonos llevar por este amor que arde, hasta que estremezcan estos cuerpos calenturientos.
Despliega tus alas a mi desnudes, y déjame mojarte una eternidad, por los fluidos de mis orgasmos.
En ti muero y vuelvo existir, hasta sentir enloquecer, así que espera la caída de las hojas, y tómame por siempre amor.
Que yo me desnudare ante tu otoño, dejare caer mi desnudez en tu hermoso ser, para seguir jadeando, a la luz dorada, y que cada hoja caída anide, el deseo absoluto, de extasiarnos en el mayor de los sentimientos, fundirnos en fuego eterno de nuestros deseos de hacer el amor.
Melancolía
León
Regresa y espera la caída de las hojas
Regresa y espera las caídas de las hojas, y abraza entre suspiros mi vida, desnudando con palabras tiernas, este corazón que te sigue amando.
Deshoja mis andares, en la blancura de un manto solitario, lentamente desnúdame en cuerpo y alma.
Me quede a vivir como una enredadera en tu cuerpo, y deseo poder amarte con fuego, quemando esta cruel separación en el calor de nuestros cuerpos.
Regresa y espera la caída de las hojas, juntos esperemos la llegada de las brumas, y cuando caigan las hojas de tan bellos sentimientos, arropemos nuestros miedos en el sagrado calor, de este amor silenciado.
Quiero hervir en ti, déjame perderme, de tu bosque, en la enredadera de tus caricias, que el noviembre de nuestro sueño, paralice nuestros cuerpos en el deseo de vivir.
En flores fragantes de nuestro amor nacidas, juntemos pensamientos en nuestro anhelo de amar, dejando nuestras almas soñadoras, se pierdan en horas de éxtasis.
Quiero acabar mi primavera a tu lado, que se consuma y arda.
Llevarme este secreto entre mis piernas, hasta mirar la caída de la tarde y sellar este deseo de amar, en la unión tierna de dos cuerpos, que se desean y arden al placer de sentir.
Desploma tu cabeza en mi pecho, que es el nido de tristezas, y en un palpitar escucha te amo.
Mira como el amor late, se anida en todas nuestras arterias.
Deja que mi pasión tu soledad cubra, al reflejo del sol de la esperanza, déjame ser en ti, y verter mis fulgores.
Dejémonos llevar por este amor que arde, hasta que estremezcan estos cuerpos calenturientos.
Despliega tus alas a mi desnudes, y déjame mojarte una eternidad, por los fluidos de mis orgasmos.
En ti muero y vuelvo existir, hasta sentir enloquecer, así que espera la caída de las hojas, y tómame por siempre amor.
Que yo me desnudare ante tu otoño, dejare caer mi desnudez en tu hermoso ser, para seguir jadeando, a la luz dorada, y que cada hoja caída anide, el deseo absoluto, de extasiarnos en el mayor de los sentimientos, fundirnos en fuego eterno de nuestros deseos de hacer el amor.
Melancolía
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas...
Vaga la melodía de una pena que ignoro.
El viento, que estremece marchitadas congojas,
pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.
Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
que un desencanto esparce las efímeras galas...
Una dorada pompa que a la muerte renuncia,
con el paisaje mustio forma una lluvia de alas.
Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje...
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
con mi desalentada serenidad coincide.
Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
la floresta marchita quiere subir al cielo.
Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparramase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.
Tú eres como una brisa por mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama que, a tu paso, deshojas;
y que tendrá a los vientos un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas...
PEDRO MIGUEL OBLIGADO
El viento, que estremece marchitadas congojas,
pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.
Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
que un desencanto esparce las efímeras galas...
Una dorada pompa que a la muerte renuncia,
con el paisaje mustio forma una lluvia de alas.
Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje...
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
con mi desalentada serenidad coincide.
Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
la floresta marchita quiere subir al cielo.
Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparramase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.
Tú eres como una brisa por mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama que, a tu paso, deshojas;
y que tendrá a los vientos un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas...
PEDRO MIGUEL OBLIGADO
A los pies del Mediterráneo II
El declive del hombre
Cada persona, retirada dentro de sí misma, se comporta como si fuese un extraño al destino de todos los demás. Sus hijos y sus buenos amigos constituyen para él la totalidad de la especie humana. En cuanto a sus relaciones con sus conciudadanos, puede mezclarse entre ellos, pero no los ve; los toca, pero no los siente; él existe solamente en sí mismo y para él solo. Y si en estos términos queda en su mente algún sentido de familia, ya no persiste ningún sentido de sociedad.
Tocqueville
En mi soledad ante ella
1.- ¿Que es lo mas antiguo?... Dios, porque siempre ha existido
2.- ¿Que es lo más bello?... El Universo, porque es obra de Dios
3.- ¿Cual es la mayor de todas las cosas?... El Espacio, porque contiene todo lo creado
4.- ¿Que es lo mas constante?... La Esperanza, porque permanece en el hombre después de que lo ha perdido todo
5.- ¿Cual es la mejor de todas las cosas?... La Virtud, porque sin ella no existiría nada bueno
6.- ¿Cual es la más rápida de todas las cosas?... El Pensamiento, porque en menos de un minuto nos permite volar hasta los confines del universo
7.- ¿Cual es la mas fuerte de todas las cosas?... La Necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta todos los peligros de la vida
8.- ¿Cual es la más fácil de todas las cosas?... Dar Consejos
9.- ¿Cual es la mas difícil de todas las cosas?... Conocerse a si mismo
Tales de Mileto
2.- ¿Que es lo más bello?... El Universo, porque es obra de Dios
3.- ¿Cual es la mayor de todas las cosas?... El Espacio, porque contiene todo lo creado
4.- ¿Que es lo mas constante?... La Esperanza, porque permanece en el hombre después de que lo ha perdido todo
5.- ¿Cual es la mejor de todas las cosas?... La Virtud, porque sin ella no existiría nada bueno
6.- ¿Cual es la más rápida de todas las cosas?... El Pensamiento, porque en menos de un minuto nos permite volar hasta los confines del universo
7.- ¿Cual es la mas fuerte de todas las cosas?... La Necesidad, porque es con lo que el hombre enfrenta todos los peligros de la vida
8.- ¿Cual es la más fácil de todas las cosas?... Dar Consejos
9.- ¿Cual es la mas difícil de todas las cosas?... Conocerse a si mismo
Tales de Mileto
Pureza y Resurrección
La farola
La farola
Nada mejor para dar esa belleza literaria, que describir esta obra con un poema de mi querida y estimada Anna Jorba Ricart. Gracias querida por ofrecerme este regalo
La farola de mis noches
Éramos luz y sombra, en aquel rincón querido, nos miraba de testigo, el balcón de la penumbra… aquel jazmín que en septiembre, perfumaba nuestro nido, nos impregno de recuerdos, que no olvidan mis sentidos…
Al lado, la fiel farola, que con su luz a derroche, por nuestros cuerpos de noche, acariciaba la alcoba…perfilaba su reflejo, con sombras color caoba, buscaba detrás del balcón, que su luz hiciera un guiño, la calidez del cariño, le llamaban la atención…
Noche tras noche volvía, como estrella se encendía, acompañando al amor.
He sentido la emoción, del recuerdo, del perfume de las flores del balcón, te quedaste en mi retina, hazlo hoy… en mi rincón
Ilumina con tu luz farola la noche que despierta la fragancia de las flores, esas que rodean la ventana, donde detrás fui feliz con mis amores
La farola de mis noches
Éramos luz y sombra, en aquel rincón querido, nos miraba de testigo, el balcón de la penumbra… aquel jazmín que en septiembre, perfumaba nuestro nido, nos impregno de recuerdos, que no olvidan mis sentidos…
Al lado, la fiel farola, que con su luz a derroche, por nuestros cuerpos de noche, acariciaba la alcoba…perfilaba su reflejo, con sombras color caoba, buscaba detrás del balcón, que su luz hiciera un guiño, la calidez del cariño, le llamaban la atención…
Noche tras noche volvía, como estrella se encendía, acompañando al amor.
He sentido la emoción, del recuerdo, del perfume de las flores del balcón, te quedaste en mi retina, hazlo hoy… en mi rincón
Ilumina con tu luz farola la noche que despierta la fragancia de las flores, esas que rodean la ventana, donde detrás fui feliz con mis amores
Una flor eterna para un ser eterno
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito; bocas, senos y almas vagas perfumadas; llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna; dulces lotos de las almas estancadas; ¡ave rosas, estrellas solemnes!
Amigas de poetas y de mi corazón,¡ave rosas, estrellas de luminosa Sión! Panidas, sí, Panidas; el trágico Rubén así llamó en sus versos al lánguido Verlaine, que era rosa sangrienta y amarilla a la vez.
Dejad que así os llame, Panidas, sí, Panidas, esencias de un Edén, de labios danzarines, de senos de mujer.
Vosotras junto al mármol la sangre sois de él, pero si fueseis olores del vergel en que los faunos moran, tenéis en vuestro ser una esencia divina: María de Nazaret, que esconde en vuestros pechos blancura de su miel; flor única y divina, flor de Dios y Luzbel.
Flor eterna. Conjuro al suspiro.
Flor grandiosa, divina, enervante, flor de fauno y de virgen cristiana, flor de Venus furiosa y tonante, flor mariana celeste y sedante, flor que es vida y azul fontana del amor juvenil y arrogante que en su cáliz sus ansias aclara.
¡Qué sería la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre, un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas, que sin ellas el alma moría, sin estrellas, sin fe, sin las claras ilusiones que el alma quería.
Ellas son refugio de muchos corazones ellas son estrellas que sienten el amor, ellas son silencios que lentos escaparon del eterno poeta nocturno y soñador, y con aire y con cielo y con luz se formaron, por eso todas ellas al nacer imitaron el color y la forma de nuestro corazón.
Ellas son las mujeres entre todas las flores, tibios sancta sanctorum de la eterna poesía,
neáporis grandiosas de todo pensamiento, copones de perfume que azul se bebe el viento, cromáticos enjambres, perlas del sentimiento, adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.
Madres de todo lo bello, sois eternas, magníficas, tristes como tardes calladas de octubre, que al morir, melancólicas, vagas, una noche de otoño las cubre, porque al ser como sois la poesía
estáis llenas de otoño, de tardes, de pesares, de melancolía, de tristezas, de amores fatales, de crepúsculo gris de agonía, que sois tristes, al ser la poesía que es un agua de vuestros rosales.
Santas rosas divinas y varias, esperanzas, anhelos, pasión, deposito en vosotras, amigas; dadme un cáliz vacío, ya muerto, que en su fondo, mustiado y desierto, volcaré mi fatal corazón.
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Llenas rosas de gracia y amor, todo el cielo y la tierra son vuestros y benditos serán los maestros que proclamen la voz de tu flor.
Y bendito será el bello fruto de tu bello evangelio solemne, y bendito tu aroma perenne, y bendito tu pálido albor.
Solitarias, divinas y graves, sollozad, pues sois flores de amor, sollozad por los niños que os cortan, sollozad por ser alma y ser flor, sollozad por los malos poetas que no os pueden cantar con dolor, sollozad por la luna que os ama, sollozad por tanto corazón como en sombra os escucha callado, y también sollozad por mi amor.
¡Ay!, incensarios carnales del alma, chopinescas romanzas de olor, sollozad por mis besos ocultos que mi boca a vosotras os dio.
Sollozad por la niebla de tumba donde sangra mi gran corazón, y en mi hora de estrella apagada, que mis ojos se cierren al sol, sed mi blanco y severo sudario, chopinescas romanzas de olor.
Ocultadme en un valle tranquilo, y esperando mi resurrección, id sorbiendo con vuestras raíces la amargura de mi corazón.
Rosas, rosas divinas y bellas, sollozad, pues sois flores de amor.
Federico García Lorca
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito; bocas, senos y almas vagas perfumadas; llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna; dulces lotos de las almas estancadas; ¡ave rosas, estrellas solemnes!
Amigas de poetas y de mi corazón,¡ave rosas, estrellas de luminosa Sión! Panidas, sí, Panidas; el trágico Rubén así llamó en sus versos al lánguido Verlaine, que era rosa sangrienta y amarilla a la vez.
Dejad que así os llame, Panidas, sí, Panidas, esencias de un Edén, de labios danzarines, de senos de mujer.
Vosotras junto al mármol la sangre sois de él, pero si fueseis olores del vergel en que los faunos moran, tenéis en vuestro ser una esencia divina: María de Nazaret, que esconde en vuestros pechos blancura de su miel; flor única y divina, flor de Dios y Luzbel.
Flor eterna. Conjuro al suspiro.
Flor grandiosa, divina, enervante, flor de fauno y de virgen cristiana, flor de Venus furiosa y tonante, flor mariana celeste y sedante, flor que es vida y azul fontana del amor juvenil y arrogante que en su cáliz sus ansias aclara.
¡Qué sería la vida sin rosas!
Una senda sin ritmo ni sangre, un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas, que sin ellas el alma moría, sin estrellas, sin fe, sin las claras ilusiones que el alma quería.
Ellas son refugio de muchos corazones ellas son estrellas que sienten el amor, ellas son silencios que lentos escaparon del eterno poeta nocturno y soñador, y con aire y con cielo y con luz se formaron, por eso todas ellas al nacer imitaron el color y la forma de nuestro corazón.
Ellas son las mujeres entre todas las flores, tibios sancta sanctorum de la eterna poesía,
neáporis grandiosas de todo pensamiento, copones de perfume que azul se bebe el viento, cromáticos enjambres, perlas del sentimiento, adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.
Madres de todo lo bello, sois eternas, magníficas, tristes como tardes calladas de octubre, que al morir, melancólicas, vagas, una noche de otoño las cubre, porque al ser como sois la poesía
estáis llenas de otoño, de tardes, de pesares, de melancolía, de tristezas, de amores fatales, de crepúsculo gris de agonía, que sois tristes, al ser la poesía que es un agua de vuestros rosales.
Santas rosas divinas y varias, esperanzas, anhelos, pasión, deposito en vosotras, amigas; dadme un cáliz vacío, ya muerto, que en su fondo, mustiado y desierto, volcaré mi fatal corazón.
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Llenas rosas de gracia y amor, todo el cielo y la tierra son vuestros y benditos serán los maestros que proclamen la voz de tu flor.
Y bendito será el bello fruto de tu bello evangelio solemne, y bendito tu aroma perenne, y bendito tu pálido albor.
Solitarias, divinas y graves, sollozad, pues sois flores de amor, sollozad por los niños que os cortan, sollozad por ser alma y ser flor, sollozad por los malos poetas que no os pueden cantar con dolor, sollozad por la luna que os ama, sollozad por tanto corazón como en sombra os escucha callado, y también sollozad por mi amor.
¡Ay!, incensarios carnales del alma, chopinescas romanzas de olor, sollozad por mis besos ocultos que mi boca a vosotras os dio.
Sollozad por la niebla de tumba donde sangra mi gran corazón, y en mi hora de estrella apagada, que mis ojos se cierren al sol, sed mi blanco y severo sudario, chopinescas romanzas de olor.
Ocultadme en un valle tranquilo, y esperando mi resurrección, id sorbiendo con vuestras raíces la amargura de mi corazón.
Rosas, rosas divinas y bellas, sollozad, pues sois flores de amor.
Federico García Lorca
La senda del bosque
Melodias de la naturaleza
totem
Entre tótem y autómata, una zozobra de marioneta, virutas de tiempo invisibles hilos de oro tiran de ti hacia los bosques sagrados de los druidas. Desde los serbales milenarios, el muérdago llega hasta tus brazos, se hace resina y ritual para ahuyentar a la muerte. Entre tótem y autómata la puerta propicia para cambiar de ángel, el gigante de Cerne Abbas tumbado en el campo de Dorset, las estatuas de Rapa Nui, vigilando la Isla de Pascua, los cuerpos silueteados al abrigo de las rocas, los monigotes de la infancia y la caverna, y los robots que aprenden a mirarte. Entre tótem y autómata el espantapájaros crucificado en la inmensidad del trigo, el que siempre te espera allí donde todo lo modela el viento y tus pasos de niña no se apagan, tu icono y escondite y madriguera.
Amalia Iglesias
Amalia Iglesias
La belleza que incineramos
Las hojas caen bailando en sus cuatro estaciones:
Llega el otoño, viene el verano, canta el invierno unido a la primavera
Los días pasan, y la tierra llora el sol despierta por el este y navega por el oesteen cualquier selva del mudo resucitando una ecología sonámbula qué encienden su mirada desde el hoyo perecedor
Palomas mensajeras con aleteo de grandes recorridos dejando sombras marcadas en letras de nubes blanquecinas lanzando poemas de amor
Las montañas gritan aullidos de dolor por su aberrante extinción a la naturaleza implorando a Dios una lluvia como proeza para no morir en soledad son ellos hombres roedores, miserables guardados en inmundicia y que corroen su alma maldita al infierno en la profundidad de oscuras sepulturas y así canta Pablo Neruda "Podrán cortar las
flores , pero no podrán cortar la primavera"
Por Sorgalim Narud
Llega el otoño, viene el verano, canta el invierno unido a la primavera
Los días pasan, y la tierra llora el sol despierta por el este y navega por el oesteen cualquier selva del mudo resucitando una ecología sonámbula qué encienden su mirada desde el hoyo perecedor
Palomas mensajeras con aleteo de grandes recorridos dejando sombras marcadas en letras de nubes blanquecinas lanzando poemas de amor
Las montañas gritan aullidos de dolor por su aberrante extinción a la naturaleza implorando a Dios una lluvia como proeza para no morir en soledad son ellos hombres roedores, miserables guardados en inmundicia y que corroen su alma maldita al infierno en la profundidad de oscuras sepulturas y así canta Pablo Neruda "Podrán cortar las
flores , pero no podrán cortar la primavera"
Por Sorgalim Narud
Critica
Entre 1965 y 1970 la realidad estadounidense pasó directamente del exterior al lienzo. Pintura y escultura reprodujeron la vida con todo lujo de detalles. El método de trabajo de los artistas hiperrealistas se caracterizaba por el uso de la cámara fotográfica como un instrumento más del proceso creativo. La fotografía se traslada al lienzo mediante la proyección en diapositiva. Se trata de una pintura plana, de colores brillantes y saturados que recuerda a fotografías de gran tamaño. No existen evidencias de la mano del artista al aplicar los pigmentos. La misma minuciosidad y obsesión por la perfecta representación de los objetos se pueden encontrar en la escultura.
Además de Hiperrealismo también recibió los calificativos de "Superrealismo" y "Fotorrealismo". Louis Meisel lo usó por primera vez para referirse a la obra de Chuck Close y Richard Estes. John De Andrea, Robert Bechtle, Malcolm Morley y Duan Hanson son algunos de sus más conocidos representantes.
Además de Hiperrealismo también recibió los calificativos de "Superrealismo" y "Fotorrealismo". Louis Meisel lo usó por primera vez para referirse a la obra de Chuck Close y Richard Estes. John De Andrea, Robert Bechtle, Malcolm Morley y Duan Hanson son algunos de sus más conocidos representantes.
La realidad cotidiana toma cuerpo en la obra del pintor Enrique León Los objetos se plasman con la total nitidez de un estilo hiperrealista, casi fotográfico. Son recuerdos de una presencia: la del hombre alienado. Su visión actúa como un espejo deformante.
Enrique León es una artista autodidacta que nos brinda una obra llena de creatividad y buen hacer desde lo mas profundas sensaciones nos brinda un crisol de sensaciones siempre con una técnica muy depurada
La característica principal del artista es la coherencia. La envoltura visual de su obra evoluciona con el paso de los años pero determinados aspectos como el juego realidad-abstracción, la pureza geométrica y la frialdad hacia un espectador ajeno a la pieza se mantienen como constantes de una ecuación muy personal.
La característica principal del artista es la coherencia. La envoltura visual de su obra evoluciona con el paso de los años pero determinados aspectos como el juego realidad-abstracción, la pureza geométrica y la frialdad hacia un espectador ajeno a la pieza se mantienen como constantes de una ecuación muy personal.
Francisco Valdepeñas Maruenda
Valde
Critico Independiente